El poblamiento colonizador

Una vez que Ramón Serrano Montaner arribo a Punta Arenas, posterior a su viaje exploratorio la noticia del hallazgo de placeres auríferos en tierra del fuego comenzó a divulgarse de inmediato transformándose en el tema común de la zona generando gran expectación.
Pero cuando al poco tiempo retorno Porter trascendió el resultado de sus reconocimientos, la noticia salio de punta arenas hacia el centro del país, posterior a estos se genera una creciente efervescencia y luego un movimiento incontenible de buscadores mineros, aprendices o simplemente aventureros, hacia las comarcas señaladas por el hallazgo.
A comienzos de 1881 un grupo de mineros la mayoría de ellos provenientes del centro del país se instalaron con sus laboreos en los ríos y chorrillos que fluyen por ambas vertientes de la sierra boquerón, cercanos a bahía inútil

Entre los pioneros se encontraban mineros que trabajaban por cuenta propia con elementos precarios de extracción, pero también existían personajes mas adinerados contratistas que contaban con personal a su dispocision. De estos se recuerdan Porter y Vargas, a Juan Manuel Frías, Pedro Ponce de león, Samuel Ossa Borne, También al griego Cosme Spiro, a Enrique Saunders y Luís Wolf entre otros.
Debido a estos pioneros se da inicio al poblamiento civilizado de tierra del fuego territorio que desde el siglo del descubrimiento geográfico había permanecido al margen del actividad de los europeos.
Los mineros instalados ya en tierra del fuego, situaban sus carpas o levantaban malamente ranchos con tablas o champas a veces mejorados con fierro cincado como precarias viviendas e iniciaban una faena que los mantenía ocupados durante la primavera y el verano incluso también el invierno. En jornadas que en la buena estación se iniciaban a las cinco de la madrugada y se terminaba hasta las siete y media de la tarde, Los mineros se esforzaban para obtener algunos gramos de oro que no siempre lograban compensar la penuria que significaba permanecer en aquellas lejanías sometidos a muchas privaciones y a riesgos de variada especie.

Ubicación y condiciones del laboreo

Quedaban ubicados aguas debajo de algún chorrillo a torrente, de los que tanto abundan en ambas vertientes de los cerros de Boquerón, a fin de aprovechar sus aguas en el lavado del material obtenido de la circa. Para ello construyan o excavaban canales, a veces de varios kilómetros que concluían generalmente en canaletas de madera en cuyo lugar se arrojaba el material extraído, siendo arrastradas por el agua las partes mas gruesas quedando un sedimento de arenilla aurífera. Este sedimento era recogido cuidadosa mente con escobillas y depositado en “chayas”, platos de madera o metal, a los que se le agregaba agua y luego se le imprimía un movimiento rotacional para separar el desecho quedando el metal o cosecha como lo denominaban los mineros.


El vivir cotidiano

Transcurría en el duro trabajo y se matizaba con frecuentes pendencias, producto casi siempre del abuso de la bebida con resultado en ocasiones fatales, bien del hurto de oro o de contiendas por razones de deslinde de los laboreos. La diversión total con alguna india de las que merodeaban por los asientos ( Pobre de las infieles que caían en sus manos), significo que las relaciones entre los mineros y los selknam de boquerón fueran en extremo violentas. Muchas veces aquellos que disponían de armas, maltrataron a los indígenas arrebatándoles sus mujeres u ocasionándoles heridos o muertos, respondiendo los naturales con asaltos a los campamentos, situación que llego a alamar a la autoridad territorial que dispuso ya en 1883, el acantonamiento de un pequeño destacamento de soldados en la bahía de porvenir para poner control a las depredaciones.
Fue en estas ocasiones que el indígena fueguino comenzó a conocer al hombre blanco que poco a poco iba invadiendo su territorio y sentándose en el, trato que iba dejando como lamentable fruto resentimientos, vejaciones enfermedades y muertes.


Rendimiento del laboreo

Respecto a esto nunca se pudo tener una información precisa.
Como referencia de producción se puede indicar que la mina de victoriano frías, quien la explotaba habilitado por Nogueira, rendía en 1883 unos 400 gramos mensuales, dato cuya fidelidad podemos poner en duda por la desconfianza que aquel despertaba en el comerciante Puntarenense; mientras que el ingeniero Aníbal Contreras en 1885 citando a Ossa, calculaba que este con 20 hombres sacaba entre 50 y 60 gramos diarios de oro en los días de lavado que eran tres por semana.
Años mas tarde un total de 134 faenas rendían 98 kilos de oro en la temporada. Si se comparan estos rendimientos con las producciones de la isla lenox en los años 1891 a 1893 que alcanzaron a dos millares de kilos, se ve que la riqueza de los mantos fueguinos era arto mezquina.Esta circunstancia hizo que decreciera entre muchos empresarios el interés de los primeros tiempos y que acabaran por ceder sus pertenencias a terceros o las abandonaran para dedicarse a otra actividad mas lucrativa.

Destino del material

El material llegaba de manera directa o indirecta a las casa de comercio mas importantes de punta arenas , inclusive por la vía de intermediarios. De aquí se despachaba el metal, bien al centro de chile, bien a Montevideo, plaza con la que Magallanes mantenía por entonces un activo comercio, o a Europa.

Grandes beneficiarios de la explotación

José Nogueira por entonces el mayor empresario de Magallanes quien además del oro que recibía por concepto de arrendamiento de pertenencias y por los gastos del avio, era el principal adquiriente del metal, que en su tiempo enviaba a Valparaíso o exportaba directamente a Europa o a Montevideo. Hemos tenido a la vista manifiestos por la exportación de sobre 5600 gramos, por valor de 675 libras esterlinas, entre enero y julio de 1886, esto era solo una fracción muy menor de lo que este importante empresario enviaba fuera de Magallanes.

A fines de 1887 ya se contaban como dos centenares de mineros en los cerros de boquerón y sus inmediaciones, cifra que se mantendría en el tiempo pues en 1898, en los asientos auríferos laboraban 223 hombres pertenecientes a distintas nacionalidades, predominando los austriacos (Dálmatas) y chilenos. En aquel año los lavaderos se extendían por los sectores de los ríos loros, santa Maria, baquedano, del oro, y mina nueva siendo la mas importante mina nueva, pertenecía a William Garnett que ocupaba 25 hombres y Baquedano de Meliton Riquelme con 22 trabajadores ambos por lo demás eran los únicos que por entonces tenían constituidas pertenencias en forma. Las demás explotaciones (42 en total)






En 1898 el inspector de policía de porvenir , Eugenio encina informaba al gobernador del territorio que por entonces había en los asientos mineros de la sierra boquerón un total de 134 faenas que rendían 98 kilos de oro en la temporada. En cuanto al numero de mineros que allí trabajaban este debió ser entre 200 y 300 hombres. En efecto, en gobernador Francisco Sampaio había informado al supremo gobierno que allí había sobre dos centenares de hombres lavando oro; en 1895 los datos censales permiten inferir una cantidad y por fin en 1898 el dato preciso informe de encina , fue de 221 mineros con lo que podría concluirse que el avistamiento de los exploradores franceses en 1891 solo debió corresponder a una parte del laboreo minero. Del total de 1898, 170 eran austriacos (croatas), 70 chilenos, 13 italianos, 6 españoles, 5 británicos, 3 alemanes, 2 franceses, 2 griegos, 2 peruanos y 1 noruego. La elevada participación de trabajadores croatas se debía al hecho de haber estado muchos de ellos previamente en la islas australes, igualmente como mineros.
Tras los mineros vinieron los proveedores y los explotadores de aquellos, constituyendo unos y otros, con su radicación y actividad el germen del que habría de surgir el primer centro poblado de la tierra chilena de tierra del fuego, sobre la bahía del porvenir, como auspiciosamente la habrían nombrado los primeros que tocar sus playas, de tal modo que bien puede concluirse afirmando que la explotación aurífera fue el agente poblador inicial de la gran isla.

Las noticias que llegaron a Punta Arenas, y que de los puertos de recalada de los vapores de la carrera del pacifico, pasaron hasta las riberas del Plata, los cuales luego al regresar pasaban por Buenos Aires, el transporte Villarino de la Armada Argentina a fines del 1885, difunde la noticia en la prensa de Buenos Aires, que describió las tierras del sur como los nuevos Dorados, Californias o Australias, que provocó conmoción, anunciada por esta fiebre aurífera, y llevó a compañías organizadas a viajar para la extracción de aquel metal. Una de esas compañías buscó a este ingeniero Rumano de origen hebreo, llamado Julio Popper para enviarlo a Zanja a Pique.

Zanja a Pique, fue el punto específico de exploración aurífera primera, el cual quedaba cerca sino ahí mismo en Cabo Vírgenes. Después de un tiempo el oro de Zanja a Pique no era tan abundante como se proclamaba o se creía, aparte, a eso también agregarle quienes ya antes habían ido por su parte a recoger lo que había. Por esto fue que Julio Popper busca y descubre un nuevo punto de explotación frente al cabo Vírgenes, quien con sus conocimientos analiza que al pertenecer a la misma formación y tener características semejantes era muy probable que también existiesen yacimientos explotables en aquel lugar, ese lugar se llamo luego El Paramo, ubicado en la bahia de San Sebastian, en la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Popper establece un segundo lugar de laboreo ubicado a la costa austral de la isla, en bahia Sloggett, desde Sloggett se pasó luego, para sacar un mayor provecho de las tierras y obtener mayor ganancias, cruzaron el canal Beagle, pasando por el litoral de la Isla Picton, luego en la Lennox y la isla Nueva, en las cuales tambien dieron en uno que otro yacimiento de oro

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