PRIMEROS VIAJES EXPEDICIONARIOS A
"TIERRA DEL FUEGO"

A fines de los 70 del siglo XIX y comenzando los 80 del mismo siglo, comenzaron los movimientos hacia Tierra del Fuego, con la motivación que se había hecho público en esas fechas de los hallazgos de oro en la Isla Grande de Tierra del Fuego, que fuese anunciado por el Teniente de la Marina Ramón Serrano Montaner, quien de acuerdo a las intenciones del gobierno chileno, en cuanto a disponer de la mas completa información de las tierras en disputa con argentina, envió a éste Teniente a expedicionar la Isla Grande de Tierra del Fuego, la cual no había sido explorada con detalles sino hasta ahora en 1878, anteriormente sólo se poseía una burda información proporcionada por la travesía de Pertuiset.

Juan Ramón
Serrano Montaner
Capitán de Fragata


En 1872 fue designado profesor de cosmografía e hidrografía en
la Escuela Naval.

El 1878 a bordo de la corbeta "O'Higgins" exploró Tierra del Fuego.

Se retiró del servicio en mayo de 1893. Había hecho varias publicaciones entre las que destaca "Exploración del río Palena", "Derrotero de los canales de Chiloé" y "Derrotero del Estrecho de Magallanes, de la Tierra del Fuego y de los canales de la Patagonia".

En 1896 publicó una gran obra: "Hidrografía marítima y la geografía
en Chile" y una serie de artículos "El maximalismo y nuestra política".
Este gran hidrógrafo murió en 1936.


Aquella expedición se detalló por Mateo Martinic Beros, en su libro Historia de la Región Magallánica, Tomo II. En el cual se dice que “Durante dos meses Serrano y compañeros llevaron a cabo un recorrido exploratorio por el distrito norcentral fueguino. Desde Gente Grande avanzaron con rumbo general SE hacia la sierra Balmaceda, descubriendo en el trayecto el río que el jefe de la partida bautizó como del Oro, por las manifestaciones minerales que presentaba por doquiera. Tomaron luego el rumbo sur alcanzando los altos de Boquerón y cruzándolos descendieron hasta la costa de la Bahía Inútil. Prosiguieron enseguida por el litoral, llegando al amplio valle del istmo fueguino y desde allí marcharon avanzando con rumbo sureste hacia el distrito de los bosques. Alcanzaron así la que fue la máxima penetración austral, el grado 54 de latitud. El progresivo mal estado de las cabalgaduras a través de terrenos minados por roedores obligó a los expedicionarios a devolverse hacia el norte , lo que hicieron dirigiéndose primero hasta la vecindad de San Sebastian, en el Atlántico, para cruzar finalmente la sección norte de la isla con rumbo al cabo de San Vicente, en Bahía Lee.
Esta exploración entregó las primeras informaciones verdaderamente provechosas para el conocimiento del interior fueguino. Serrano observó cuidadosamente y describió después el territorio en cuanto su orografía, vegetación, animales y recursos de agua, aspectos geológicos y mineralógicos. Concluyó la relación que preparó de su exploración, estimando la bondad de los campos fueguinos para la crianza ovejera, en la parte norcentral, y para el ganado mayor en el distrito de los bosques; del mismo modo como consideró practicable el laboreo de oro en los ríos descubiertos en la zona septentrional. En cuanto a los aborígenes, los tan poco conocidos sélknam, a los que observó con regularidad durante el trayecto exploratorio, pudo comprobar su carácter apacible y aun amistoso, excepción hecha de un ataque a la caballada de la expedición.
Al ilustrar de esa manera al gobierno nacional, Ramón serrano abría hecho la etapa de la ocupación colonizadora de un territorio absolutamente virgen, suceso trascendente que en efecto se comenzaría a registrar antes de dos años, una vez divulgados los hallazgos auríferos. En efecto, esta evidencia despertó el interés de Jorge Porter, antiguo oficial de marina, quien a fines de 1880 realizó una expedición mas detenida de manifestaciones minerales.”

“… Jorge Porter, antiguo oficial de marina, quien a
fines de 1880 realizó una expedición mas detenida
de manifestaciones minerales.

Este viaje exploratorio, del que apenas si quedaría memoria, le permitió a Porter dar con nuevos placeres en varios ríos y arroyos que descienden de los cerros de Boquerón. Todavía mas, remontando su curso pudo comprobar que la circa se encontraba en la zona superior de la sierra. Desde las alturas, avistó hacia el NNO una escotadura litoral que después comprobó era una bahía abrigada, accidente que bautizó Porvenir, talvez queriendo significar el optimismo con que miraba el futuro de la comarca, una vez puesta en la explotación la riqueza mineral que encerraba. Porter complementó su hallazgo con el relevamiento hidrográfico prelimar de la bahía y con la construcción del primer plano de la misma y su contorno, antecedentes que pronto serian utilizados por las embarcaciones que arribarían al lugar, y que en 1883 fueron publicado por la oficina Hidrográfica de la Marina de Chile”.

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