INTRODUCCIÓN

Este hecho histórico desarrollado en la isla grande de tierra del fuego, trajo consigo una serie de acontecimientos que permitió entre tantas cosas, el asentamiento y ocupación de sus tierras vírgenes, permitió a su vez las exploraciones y explotaciones de sus recursos naturales, dio cabida a un sustento económico de la región de Magallanes, y también permitió disponer al gobierno de una detallada y mas completa información de la calidad de las tierras que en aquel momento se disputaban con Argentina.





PRIMEROS VIAJES EXPEDICIONARIOS A
"TIERRA DEL FUEGO"

A fines de los 70 del siglo XIX y comenzando los 80 del mismo siglo, comenzaron los movimientos hacia Tierra del Fuego, con la motivación que se había hecho público en esas fechas de los hallazgos de oro en la Isla Grande de Tierra del Fuego, que fuese anunciado por el Teniente de la Marina Ramón Serrano Montaner, quien de acuerdo a las intenciones del gobierno chileno, en cuanto a disponer de la mas completa información de las tierras en disputa con argentina, envió a éste Teniente a expedicionar la Isla Grande de Tierra del Fuego, la cual no había sido explorada con detalles sino hasta ahora en 1878, anteriormente sólo se poseía una burda información proporcionada por la travesía de Pertuiset.

Juan Ramón
Serrano Montaner
Capitán de Fragata


En 1872 fue designado profesor de cosmografía e hidrografía en
la Escuela Naval.

El 1878 a bordo de la corbeta "O'Higgins" exploró Tierra del Fuego.

Se retiró del servicio en mayo de 1893. Había hecho varias publicaciones entre las que destaca "Exploración del río Palena", "Derrotero de los canales de Chiloé" y "Derrotero del Estrecho de Magallanes, de la Tierra del Fuego y de los canales de la Patagonia".

En 1896 publicó una gran obra: "Hidrografía marítima y la geografía
en Chile" y una serie de artículos "El maximalismo y nuestra política".
Este gran hidrógrafo murió en 1936.


Aquella expedición se detalló por Mateo Martinic Beros, en su libro Historia de la Región Magallánica, Tomo II. En el cual se dice que “Durante dos meses Serrano y compañeros llevaron a cabo un recorrido exploratorio por el distrito norcentral fueguino. Desde Gente Grande avanzaron con rumbo general SE hacia la sierra Balmaceda, descubriendo en el trayecto el río que el jefe de la partida bautizó como del Oro, por las manifestaciones minerales que presentaba por doquiera. Tomaron luego el rumbo sur alcanzando los altos de Boquerón y cruzándolos descendieron hasta la costa de la Bahía Inútil. Prosiguieron enseguida por el litoral, llegando al amplio valle del istmo fueguino y desde allí marcharon avanzando con rumbo sureste hacia el distrito de los bosques. Alcanzaron así la que fue la máxima penetración austral, el grado 54 de latitud. El progresivo mal estado de las cabalgaduras a través de terrenos minados por roedores obligó a los expedicionarios a devolverse hacia el norte , lo que hicieron dirigiéndose primero hasta la vecindad de San Sebastian, en el Atlántico, para cruzar finalmente la sección norte de la isla con rumbo al cabo de San Vicente, en Bahía Lee.
Esta exploración entregó las primeras informaciones verdaderamente provechosas para el conocimiento del interior fueguino. Serrano observó cuidadosamente y describió después el territorio en cuanto su orografía, vegetación, animales y recursos de agua, aspectos geológicos y mineralógicos. Concluyó la relación que preparó de su exploración, estimando la bondad de los campos fueguinos para la crianza ovejera, en la parte norcentral, y para el ganado mayor en el distrito de los bosques; del mismo modo como consideró practicable el laboreo de oro en los ríos descubiertos en la zona septentrional. En cuanto a los aborígenes, los tan poco conocidos sélknam, a los que observó con regularidad durante el trayecto exploratorio, pudo comprobar su carácter apacible y aun amistoso, excepción hecha de un ataque a la caballada de la expedición.
Al ilustrar de esa manera al gobierno nacional, Ramón serrano abría hecho la etapa de la ocupación colonizadora de un territorio absolutamente virgen, suceso trascendente que en efecto se comenzaría a registrar antes de dos años, una vez divulgados los hallazgos auríferos. En efecto, esta evidencia despertó el interés de Jorge Porter, antiguo oficial de marina, quien a fines de 1880 realizó una expedición mas detenida de manifestaciones minerales.”

“… Jorge Porter, antiguo oficial de marina, quien a
fines de 1880 realizó una expedición mas detenida
de manifestaciones minerales.

Este viaje exploratorio, del que apenas si quedaría memoria, le permitió a Porter dar con nuevos placeres en varios ríos y arroyos que descienden de los cerros de Boquerón. Todavía mas, remontando su curso pudo comprobar que la circa se encontraba en la zona superior de la sierra. Desde las alturas, avistó hacia el NNO una escotadura litoral que después comprobó era una bahía abrigada, accidente que bautizó Porvenir, talvez queriendo significar el optimismo con que miraba el futuro de la comarca, una vez puesta en la explotación la riqueza mineral que encerraba. Porter complementó su hallazgo con el relevamiento hidrográfico prelimar de la bahía y con la construcción del primer plano de la misma y su contorno, antecedentes que pronto serian utilizados por las embarcaciones que arribarían al lugar, y que en 1883 fueron publicado por la oficina Hidrográfica de la Marina de Chile”.

Comienzos del descubrimiento

Remontándose un poco antes hacia 1876, podemos considerar el descubrimiento de oro en la costa norte de Cabo Vírgenes, cuando el vapor Francés Arctique encalló en aquel lugar, y la expedición que fue a su rescate, sobre el vapor chileno Amadeo, encontró oro casualmente en las barrancas costeras, aunque se debate, que fueron los mismos náufragos de aquel barco pesquero, quienes por la necesidad de encontrar agua potable, hicieron un pozo en el cual se encontraron con pequeñas partículas de oro entre la arena removida.

“El oro se presentaba en acumulaciones morénicas y depósitos glacifluviales. Las mareas y el oleaje movilizaron los sedimentos de los depósitos glaciales submarinos originando zonas de importante concentración de minerales. El oro podía hallarse en las arenas de la playa en forma de polvo, escamas y con menor frecuencia de pepitas”. Así lo detalló María Laura Borla y Marisol Vereda en su libro “Explorando tierra del Fuego”.
Debido a esta noticia se encendió la chispa que motivó a la gente del estrecho, y que llamó también el interés de gran cantidad de gente de otras partes del mundo, que viniesen a explorar las tierras vírgenes de Tierra del Fuego.

Si ya la ganadería y la explotación forestal sirvieron de iniciativa para la expansión en el territorio patagónico continental, la existencia de aquel preciado mineral fue la razón del doblamiento colonizador de Tierra del Fuego. Si ya Serrano había llegado a Punta Arenas, la noticia del oro se divulgó de inmediato, generando revuelo en los alrededores locales, cuando Porter retornó y dio a conocer los resultados de su exploración, el interés popular subió hasta un grado de excitación, que llevó la noticia hasta el centro de la Republica, rebalsando los limites locales y nacionales.



El poblamiento colonizador

Una vez que Ramón Serrano Montaner arribo a Punta Arenas, posterior a su viaje exploratorio la noticia del hallazgo de placeres auríferos en tierra del fuego comenzó a divulgarse de inmediato transformándose en el tema común de la zona generando gran expectación.
Pero cuando al poco tiempo retorno Porter trascendió el resultado de sus reconocimientos, la noticia salio de punta arenas hacia el centro del país, posterior a estos se genera una creciente efervescencia y luego un movimiento incontenible de buscadores mineros, aprendices o simplemente aventureros, hacia las comarcas señaladas por el hallazgo.
A comienzos de 1881 un grupo de mineros la mayoría de ellos provenientes del centro del país se instalaron con sus laboreos en los ríos y chorrillos que fluyen por ambas vertientes de la sierra boquerón, cercanos a bahía inútil

Entre los pioneros se encontraban mineros que trabajaban por cuenta propia con elementos precarios de extracción, pero también existían personajes mas adinerados contratistas que contaban con personal a su dispocision. De estos se recuerdan Porter y Vargas, a Juan Manuel Frías, Pedro Ponce de león, Samuel Ossa Borne, También al griego Cosme Spiro, a Enrique Saunders y Luís Wolf entre otros.
Debido a estos pioneros se da inicio al poblamiento civilizado de tierra del fuego territorio que desde el siglo del descubrimiento geográfico había permanecido al margen del actividad de los europeos.
Los mineros instalados ya en tierra del fuego, situaban sus carpas o levantaban malamente ranchos con tablas o champas a veces mejorados con fierro cincado como precarias viviendas e iniciaban una faena que los mantenía ocupados durante la primavera y el verano incluso también el invierno. En jornadas que en la buena estación se iniciaban a las cinco de la madrugada y se terminaba hasta las siete y media de la tarde, Los mineros se esforzaban para obtener algunos gramos de oro que no siempre lograban compensar la penuria que significaba permanecer en aquellas lejanías sometidos a muchas privaciones y a riesgos de variada especie.

Ubicación y condiciones del laboreo

Quedaban ubicados aguas debajo de algún chorrillo a torrente, de los que tanto abundan en ambas vertientes de los cerros de Boquerón, a fin de aprovechar sus aguas en el lavado del material obtenido de la circa. Para ello construyan o excavaban canales, a veces de varios kilómetros que concluían generalmente en canaletas de madera en cuyo lugar se arrojaba el material extraído, siendo arrastradas por el agua las partes mas gruesas quedando un sedimento de arenilla aurífera. Este sedimento era recogido cuidadosa mente con escobillas y depositado en “chayas”, platos de madera o metal, a los que se le agregaba agua y luego se le imprimía un movimiento rotacional para separar el desecho quedando el metal o cosecha como lo denominaban los mineros.


El vivir cotidiano

Transcurría en el duro trabajo y se matizaba con frecuentes pendencias, producto casi siempre del abuso de la bebida con resultado en ocasiones fatales, bien del hurto de oro o de contiendas por razones de deslinde de los laboreos. La diversión total con alguna india de las que merodeaban por los asientos ( Pobre de las infieles que caían en sus manos), significo que las relaciones entre los mineros y los selknam de boquerón fueran en extremo violentas. Muchas veces aquellos que disponían de armas, maltrataron a los indígenas arrebatándoles sus mujeres u ocasionándoles heridos o muertos, respondiendo los naturales con asaltos a los campamentos, situación que llego a alamar a la autoridad territorial que dispuso ya en 1883, el acantonamiento de un pequeño destacamento de soldados en la bahía de porvenir para poner control a las depredaciones.
Fue en estas ocasiones que el indígena fueguino comenzó a conocer al hombre blanco que poco a poco iba invadiendo su territorio y sentándose en el, trato que iba dejando como lamentable fruto resentimientos, vejaciones enfermedades y muertes.


Rendimiento del laboreo

Respecto a esto nunca se pudo tener una información precisa.
Como referencia de producción se puede indicar que la mina de victoriano frías, quien la explotaba habilitado por Nogueira, rendía en 1883 unos 400 gramos mensuales, dato cuya fidelidad podemos poner en duda por la desconfianza que aquel despertaba en el comerciante Puntarenense; mientras que el ingeniero Aníbal Contreras en 1885 citando a Ossa, calculaba que este con 20 hombres sacaba entre 50 y 60 gramos diarios de oro en los días de lavado que eran tres por semana.
Años mas tarde un total de 134 faenas rendían 98 kilos de oro en la temporada. Si se comparan estos rendimientos con las producciones de la isla lenox en los años 1891 a 1893 que alcanzaron a dos millares de kilos, se ve que la riqueza de los mantos fueguinos era arto mezquina.Esta circunstancia hizo que decreciera entre muchos empresarios el interés de los primeros tiempos y que acabaran por ceder sus pertenencias a terceros o las abandonaran para dedicarse a otra actividad mas lucrativa.

Destino del material

El material llegaba de manera directa o indirecta a las casa de comercio mas importantes de punta arenas , inclusive por la vía de intermediarios. De aquí se despachaba el metal, bien al centro de chile, bien a Montevideo, plaza con la que Magallanes mantenía por entonces un activo comercio, o a Europa.

Grandes beneficiarios de la explotación

José Nogueira por entonces el mayor empresario de Magallanes quien además del oro que recibía por concepto de arrendamiento de pertenencias y por los gastos del avio, era el principal adquiriente del metal, que en su tiempo enviaba a Valparaíso o exportaba directamente a Europa o a Montevideo. Hemos tenido a la vista manifiestos por la exportación de sobre 5600 gramos, por valor de 675 libras esterlinas, entre enero y julio de 1886, esto era solo una fracción muy menor de lo que este importante empresario enviaba fuera de Magallanes.

A fines de 1887 ya se contaban como dos centenares de mineros en los cerros de boquerón y sus inmediaciones, cifra que se mantendría en el tiempo pues en 1898, en los asientos auríferos laboraban 223 hombres pertenecientes a distintas nacionalidades, predominando los austriacos (Dálmatas) y chilenos. En aquel año los lavaderos se extendían por los sectores de los ríos loros, santa Maria, baquedano, del oro, y mina nueva siendo la mas importante mina nueva, pertenecía a William Garnett que ocupaba 25 hombres y Baquedano de Meliton Riquelme con 22 trabajadores ambos por lo demás eran los únicos que por entonces tenían constituidas pertenencias en forma. Las demás explotaciones (42 en total)






En 1898 el inspector de policía de porvenir , Eugenio encina informaba al gobernador del territorio que por entonces había en los asientos mineros de la sierra boquerón un total de 134 faenas que rendían 98 kilos de oro en la temporada. En cuanto al numero de mineros que allí trabajaban este debió ser entre 200 y 300 hombres. En efecto, en gobernador Francisco Sampaio había informado al supremo gobierno que allí había sobre dos centenares de hombres lavando oro; en 1895 los datos censales permiten inferir una cantidad y por fin en 1898 el dato preciso informe de encina , fue de 221 mineros con lo que podría concluirse que el avistamiento de los exploradores franceses en 1891 solo debió corresponder a una parte del laboreo minero. Del total de 1898, 170 eran austriacos (croatas), 70 chilenos, 13 italianos, 6 españoles, 5 británicos, 3 alemanes, 2 franceses, 2 griegos, 2 peruanos y 1 noruego. La elevada participación de trabajadores croatas se debía al hecho de haber estado muchos de ellos previamente en la islas australes, igualmente como mineros.
Tras los mineros vinieron los proveedores y los explotadores de aquellos, constituyendo unos y otros, con su radicación y actividad el germen del que habría de surgir el primer centro poblado de la tierra chilena de tierra del fuego, sobre la bahía del porvenir, como auspiciosamente la habrían nombrado los primeros que tocar sus playas, de tal modo que bien puede concluirse afirmando que la explotación aurífera fue el agente poblador inicial de la gran isla.

Las noticias que llegaron a Punta Arenas, y que de los puertos de recalada de los vapores de la carrera del pacifico, pasaron hasta las riberas del Plata, los cuales luego al regresar pasaban por Buenos Aires, el transporte Villarino de la Armada Argentina a fines del 1885, difunde la noticia en la prensa de Buenos Aires, que describió las tierras del sur como los nuevos Dorados, Californias o Australias, que provocó conmoción, anunciada por esta fiebre aurífera, y llevó a compañías organizadas a viajar para la extracción de aquel metal. Una de esas compañías buscó a este ingeniero Rumano de origen hebreo, llamado Julio Popper para enviarlo a Zanja a Pique.

Zanja a Pique, fue el punto específico de exploración aurífera primera, el cual quedaba cerca sino ahí mismo en Cabo Vírgenes. Después de un tiempo el oro de Zanja a Pique no era tan abundante como se proclamaba o se creía, aparte, a eso también agregarle quienes ya antes habían ido por su parte a recoger lo que había. Por esto fue que Julio Popper busca y descubre un nuevo punto de explotación frente al cabo Vírgenes, quien con sus conocimientos analiza que al pertenecer a la misma formación y tener características semejantes era muy probable que también existiesen yacimientos explotables en aquel lugar, ese lugar se llamo luego El Paramo, ubicado en la bahia de San Sebastian, en la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Popper establece un segundo lugar de laboreo ubicado a la costa austral de la isla, en bahia Sloggett, desde Sloggett se pasó luego, para sacar un mayor provecho de las tierras y obtener mayor ganancias, cruzaron el canal Beagle, pasando por el litoral de la Isla Picton, luego en la Lennox y la isla Nueva, en las cuales tambien dieron en uno que otro yacimiento de oro
JULIO POPPER EL DICTADOR FUEGUINO.



Entre tanto aventurero que llego a las playas de Tierra del Fuego vino a caer uno que resultó genial. Ese fue el ingeniero rumano Julio Popper, este abarcaba más bastos horizontes. Le bastó visitar la mentada Zanja a Pique para advertir que la existencia de oro en la arena de la playa no debía ser exclusiva de ella pues más al sur, al otro lado del estrecho, en el litoral atlántico fueguino, la estructura geológica de la costa era idéntica.

El 7 de septiembre de 1886 Julio Popper salía de Buenos Aires dispuesto a reconocer la isla de Tierra del Fuego por sus cuatro costados. Iba al mando de un grupo de dieciocho individuos, bien armados y abastecidos. Los gastos de la expedición los sufragaba un caballero de esta capital, el doctor Joaquín María Cullen.
Popper encontró oro en la bahía de San Sebastián, en un lugar que denominó El Páramo. Y en una segunda expedición al año siguiente, luego de haber dejado organizada en Buenos Aires una compañía minera denominada “Compañía Lavaderos de Oro del Sud”, instaló allí un importante establecimiento con poderosas bombas movidas a vapor para extraer el agua del mar.

No tardo en conocerse este nuevo hallazgo de oro y entonces tal como en cabo vírgenes, los aventureros brotaron desde todas direcciones, especialmente de Punta Arenas. Mas Popper no era hombre de dejarse arrebatar las pertenencias. Durante un periodo de varios años, Popper mantuvo en Tierra del Fuego un dominio dictatorial. Se sintió dueño de aquel lejano territorio. Además de organizar su guardia pretoriana, creó sellos postales y hasta moneda circulante. Esta ultima era de uno y cinco gramos de oro.


Sello postal, con las herramientas de la minería y
la inicial “P” de Julio Popper.
Su valor de 10 centavos oro y realizados en color rojo.

Anverso: "POPPER" en el centro, sobre fondo punteado
que representa tierra mineral.
Leyenda circular "TIERRA DEL FUEGO 1889"

Reverso: En el centro pico y martillo en Sotuer, sobre fondo punteado que representa tierra mineral.
Leyenda circular "EL PÁRAMO"- " UN GRAMO".




Es claro que estas iniciativas, que la Constitución Nacional reserva sólo al poder público, hirieron la dignidad de los funcionarios que estaban a cargo de la Tierra del Fuego, con los cuales Popper chocó estrepitosamente. Entretanto, el ataque a mano armada a los mineros puntarenenses originó la ira de aquella población vecina, las que se manifestaron en mítines, reclamos y protestas.



En una ocasión, un grupo de chilenos avanza más de lo debido en las tierras de Popper y éste, junto a sus hombres, los detiene, atacándolos con armas de fuego. Los buscadores de oro vuelven a su ciudad donde, ya a salvo, cuentan mil fantasías sobre el despotismo del rumano. A raíz de este incidente, la ciudad de Punta Arenas, enfurecida, se reúne en la plaza principal donde sus habitantes, a gritos, piden la cabeza del rumano.


Popper es frecuentemente mencionado entre los "cazadores de indios" que formaron parte de la campaña de exterminio de la población autóctona de la Patagonia. Se desconoce la cantidad de indios que habría matado, pero las pruebas apuntan a que sí intervino en las cacerías y sí tomo parte en el genocidio.

Dueño de una de las mayores leyendas de la Patagonia austral, Popper fue un emperador en potencia que sedujo a los popes de la Generación del 80, en Buenos Aires para introducir la fiebre del oro en Tierra del Fuego, donde fundó una ciudadela. También manejó su propio ejército y una comisaría. El Páramo, donde funcionó la “cosechadora” fue, bajo sus dominios, el sitio más poblado de la isla lo que derivó en un enfrentamiento con el gobernador Féliz Paz. Murió, se cree, envenenado por sus enemigos poderosos cuando, a los 35 años, diseñaba un plan para conquistar el Polo Sur y ampliar así sus dominios.

La historia dice que los restos del rumano desaparecieron, no obstante ello, su entierro se realizó en el cementerio de la Recoleta, en Argentina, a cuyas exequias asistió gran parte de la aristocracia porteña.

El cabo Vírgenes desde 1876, la bahía de San Sebastián desde 1886, la bahía Slogget en 1889, y posteriormente a esta última fecha, las islas Picton, Lenox, Nueva y Navarino, situadas al sur del canal Beagle, fueron teatro animado de la quimera del oro. Después – primeros años del siglo XX - sobrevino la gran desilusión. Llego un momento en que el cascajo, la tosca y la arena, mil veces removidos, lavados y vueltos a remover, ya no dieron más de sí.

Los aventureros de tanto perseguir y adorar el vellocino de oro, no pensaron en otra cosa ni cayeron en la cuenta de que el mejor vellocino era el vellón. La quimera del oro se ha esfumado en la bruma de la leyenda fueguina, mientras la realidad se impone en la forma de la lana de centenares de miles de ovejas que pacen en sus ricas praderas.

Bahia Sloggett, costa sudoriental fueguina.

Este es ciertamente un episodio autónomo en el historial de episodios auríferos, pero
íntimamente ligado al hallazgo precedente de Páramo.
En efecto, el mismo Julio Popper, deseoso de asegurar para sí cualquier otro yacimiento de oro aluvial que hubiera en el litoral fueguino argentino, a poco de llegar a la Tierra del Fuego se preocupó de explorar igualmente hacia el sur de la bahía de San Sebastián, con tal propósito. Como podía esperarse por las condiciones geológicas de la costa y conocida la acuciosidad del rumano, este efectivamente encontró manifestaciones auríferas en la bahía Sloggett, en el litoral sudoriental de la isla grande fueguina, e incluyó ipso facto el yacimiento entre sus demandas de pertenencias. No existe certidumbre respecto de la fecha de su concesión, si es que de verdad la obtuvo, pero el hecho es que antes de 1888 ya había instalado allí un lavadero a cargo de un tal Wagner, ingeniero. La duda surge de la medida adoptada el 5 de septiembre de ese mismo año por el gobernador de Tierra del Fuego, Félix Paz, quien se atribuía también el hallazgo y por tanto la facultad para disponer del mismo, y que en la fecha que se menciona viajó a Sloggett y ordenó paralizar las faenas extractivas e hizo detener a Wagner y a su personal, a quienes condujo a Ushuaia. Fue ese, uno más de los varios incidentes que por entonces se suscitaron entre Popper y la autoridad territorial.
Conocidas como son sus buenas relaciones con gente del gobierno en Buenos Aires, el asunto se resolvió en su favor y Popper consiguió la libertad de sus trabajadores y la restitución del lavadero. Se sabe así que para julio de 1891 trabajaban allí 31 hombres, de los que todos, salvo uno, eran croatas de Dalmacia.
Sensiblemente no se conocen mayores antecedentes acerca de la forma en que se trabajaba en Sloggett, aunque podría colegirse que la misma no debió diferir mucho de aquella de Páramo, posiblemente con una menor complejidad en instalaciones, y sobre cuál pudo ser el rendimiento del yacimiento, pues todo ello estuvo comprendido en la forma reservada en que se manejó el ingeniero rumano.
Islas Lennox, Nueva, Picton y Navarino
(Archipiélago austral de la Tierra del Fuego, parte oriental)

La circunstancia de haber sido abrumadoramente de nacionalidad croata el personal con el que trabajó Julio Popper sus lavaderos no fue irrelevante en lo que se refiere a nuevos hallazgos auríferos, particularmente en lo referido a las islas situadas al sur del canal Beagle.
En efecto, pasar de Sloggett, tierra argentina, a explorar las islas chilenas del sur no mediaba sino una jornada en bote, y un buen día tal vez a fines de 1887 o comienzos de 1888 algún minero queriendo explotar para su provecho placeres auríferos, costeó la Tierra del Fuego, cruzó el Canal Beagle, recorrió el litoral de Picton y demás tierras vecinas y dio también con oro aluvial en Lennox y en Nueva. Quizá el descubridor fuera dálmata como tantos otros trabajadores de los establecimientos de Popper, pues solo así se explica el entusiasmo febril, más aún verdadera locura aurífera, que se suscitó entre los inmigrantes de esa nacionalidad.
Y la noticia llegó primero como correspondía a Punta Arenas, vago anuncio en un comienzo, feliz confirmación más tarde, circunstancia que motivó la preocupación de la Gobernación del Territorio, discurriéndose el envío del vapor Toro de la Armada Nacional, por entonces de estación en el Estrecho, hacia las islas australes en misión de patrullaje a fin de permitir la constatación de lo que en tan lejano dominio podía estar ocurriendo. Corría octubre de 1888, en la nave chilena se embarcaron los dos primeros buscadores conocidos de que hay memoria: Juan Simón Paravic y Enrique Saunders. El Toro tocó en la isla Nueva donde Paravic y Saunders hallaron indicios auríferos, luego en Picton y otras costas para retornar sin que el comandante de la nave permitiera que los dos intrépidos buscadores quedaran solitarios y faltos de auxilio en tan remoto como aislado sitio.
Una vez aquí, quizá más de alguno impresionado por la rudeza de las condiciones ambientales y por la mezquindad del poblado, entreviendo cómo habría de ser de duro allá en el lejano sur, habrá sentido flaquear su ánimo de minero en ciernes y presa del desaliento habrá largado por la borda la dorada empresa.
Para 1890 ya se habían instalado unos trescientos mineros, repartidos entre Picton, Nueva, Lennox y la costa oriental de Navarino. También de los primeros habían sido Juan y Simón Boric, Pablo Babarovic y Mariano Bilus que faenaban en Lennox, mientras Vicente Fodic y otros compatriotas laboraban en Navarino. En Nueva hacían en 1891 otro tanto los dos Trebotic y su grupo.


A mediados de 1891 unos quinientos hombres arribaron a las islas del sur del Beagle contagiados por la fiebre aurífera. La totalidad de este tremendo contingente era de nacionalidad eslava: hombres jóvenes, sanos y fuertes, estaban hechos para enfrentar la rudeza de los elementos y la geografía australes, y las penurias, fatigas y privaciones que necesariamente imponía la empresa que tentaban acometer. Entre tantos había pioneros como Pedro Peric y Francisco Tomsic, o como Francisco Eterovic, Antonio Martinic, Santiago Vrsalovic y Antonio Mladinic; los primeros faenaron en las playas y barrancas de Lennox, en tanto que los segundos, buscaron en Windhond (Navarino) y posteriormente en aquella isla, para proseguir después en chalupa hasta las islas Wollaston.
Para tener otra idea de lo rendidores que eran los placeres auríferos, señalamos con Lautaro Navarro Avaria que entre diciembre de 1891 y febrero de 1892 una compañía de catorce mineros dálmatas extrajo de la isla Lennox ¡ciento quince kilos de oro! Otros, en la misma isla abrieron un pique de nueve metros de profundidad y obtuvieron solo en un día catorce kilos del preciado metal. Pero no solamente la fortuna sonreía a los hijos del Adriático, también y generosamente lo hacía con los hijos del país: en 63 días de trabajo una partida de cinco mineros chilenos extrajo de la fabulosa Lennox poco más de 48 kilos de oro.
La fama aurífera de las Islas Australes cundía entre tanto y para 1893 trabajaban repartidos entre las islas tantas veces nombradas un millar de hombres, la inmensa mayoría de los cuales era de origen eslavo. Estos improvisados mineros extrajeron, según lo aseverado por documentos oficiales, entre 1891 y 1894 aproximadamente dos toneladas de oro, rendimiento que por sí solo habla de la riqueza aurífera acumulada en las islas a lo largo de los siglos.
Con todo, hacia el año 1894 ya se advierte el declinar de la explotación; los mejores y más accesibles sitios de laboreo fueron trabajados y repasados hasta su agotamiento y aún antes de que esto ocurriera ya los mineros habían explorado otros lugares que luego explotaron al máximo para abandonarlos al cabo y en seguida ubicar otros y así sucesivamente, hasta que la totalidad de las costas accesibles registraron la impronta del minero. Para 1895 el interés se concitaba especialmente en el litoral sur de Navarino, donde además de los sitios ya conocidos se registraban laboreos en punta Guanaco, que señala el extremo sudoriental de la isla, enfrente precisamente de la ya casi agotada Lennox